Introducción y desarrollo del espanol en el sistema universitario ingles durante el siglo XIX

Gallardo-Barbarroja, M (2003). Introducción y desarrollo del espanol en el sistema universitario ingles durante el siglo XIX. Estudios de Linguistica del Espanol, 20. Madrid: RedIRIS.

URL: http://elies.rediris.es/elies20/

Abstract

El estudio de las lenguas modernas en Inglaterra, según las investigaciones históricas, data de los siglos XVI y XVII. La influencia y el prestigio de que la lengua francesa gozaba en este país hasta entonces dio paso, a partir de las últimas décadas del siglo XVI, a la consideración del italiano, español y alemán como lenguas habladas en la Corte inglesa. La causa hay que buscarla, fundamentalmente, tanto en las alianzas y proyectos reales como en la presencia de numerosos intelectuales, exiliados por razones políticas y religiosas, a los cuales corresponde, indudablemente, un importante papel en el desarrollo del interés por el estudio de las lenguas modernas entre los eruditos, aristócratas, filósofos y, en general, en los ambientes educativos ingleses. A estos disidentes, gran número de los cuales se dedicó al desempeño de funciones eclesiásticas al mismo tiempo que docentes, se debe la publicación de los primeros materiales para la enseñanza de lenguas modernas (libros de texto y manuales de conversación, etc.) publicados en el país al que hacemos referencia 1. En realidad, se podría afirmar que la enseñanza de idiomas modernos en Inglaterra, hasta bien entrado el siglo XIX, fue responsabilidad casi exclusiva de los emigrados, como tendremos ocasión de comprobar a lo largo de este trabajo.

En el siglo XVIII el gobierno británico intentó introducir las lenguas modernas en las universidades de Oxford y Cambridge con el propósito de provocar cambios, no tanto de índole educacional como política. La selección de especialistas y alumnos se hacía cuidadosamente y se subrayaba el valor de la capacidad de hablar y de escribir la lengua extranjera. No sólo el francés era importante desde el punto de vista político; las luchas por el poder y el control de otros territorios hacían también valiosos los conocimientos de italiano y alemán así como de español. Sin embargo, el francés siguió ocupando la primera posición, dejando relegadas las demás lenguas modernas a un segundo plano (Firth 1929: 40). En cualquier caso, esta introducción de las lenguas modernas no se produjo de forma efectiva y regularizada sino que más bien se ofertaron las clases de lenguas extranjeras como estudios optativos, complementarios y hasta cierto punto con cierto carácter "exótico", en oposición al estudio de las lenguas clásicas, que tenía un carácter superior ya que a través de ellas se accedía a los modelos literarios y filosóficos.
En esta época el español se estudiaba por motivos comerciales, y autores tanto españoles como ingleses (Félix Antonio de Alvarado y el capitán John Stevens) se embarcaron en producir métodos, diálogos conversacionales, así como en impartir clases privadas. La popularidad y validez que tuvieron los métodos pedagógicos de estos profesores exiliados, basados fundamentalmente en los diálogos o conversaciones, queda demostrada en las innumerables imitaciones de que fueron objeto durante siglos y en el hecho de que, incluso en nuestros días, todavía siga éste siendo el sistema más efectivo y válido en la adquisición de segundas lenguas.

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